Uno de los mayores problemas que enfrentan los levantadores, especialmente aquellos que levantan mucho peso, es gestionar sus períodos de descanso. Necesitas recuperarte lo suficiente para poder dar un esfuerzo fuerte, pero no quieres enfriarte tanto como para perder esa preparación. Pero, ¿qué sucede cuando el impulso más primario interrumpe ese equilibrio? Hoy vamos a hablar de algo que todo levantador serio enfrentará en algún momento: la urgente necesidad de defecar a mitad del entrenamiento. No quieres que tu descanso se prolongue demasiado, pero tampoco quieres ensuciarte bajo una carga pesada. Entonces, ¿cómo lo gestionas?
Cuando estás levantando mucho peso, tu cuerpo acumula tensión. Tu sistema nervioso está preparado. Tus músculos están listos para la siguiente serie. Si de repente pasas 5 a 10 minutos sentado en el inodoro, ¿adivina qué? Esta tensión se desvanece. Tu frecuencia cardíaca baja. Tu cuerpo se enfría. Y lo peor de todo, tu mentalidad cambia de levantar la barra a mirar el teléfono sentado mientras estás sentado. El resultado es que regresas al soporte sintiéndote lento. La tensión se ha ido. Has perdido la concentración. Y ahora la siguiente serie de sentadillas se siente mucho más pesada de lo que debería. O, en el peor de los casos, te apresuras a volver, te colocas debajo de la barra y te tuerces algo porque has perdido esta tensión crítica.
Pero consideremos la alternativa. Ignoras la llamada de la naturaleza. Piensas: “Puedo aguantar”. Y luego, a mitad de la serie, especialmente en la sentadilla o peso muerto de máximo esfuerzo, te das cuenta de que te equivocaste. Si nunca has visto a un levantador experimentar un movimiento involuntario al final de una sentadilla, te aseguro que es algo de lo que no querrás formar parte. Esto no sólo arruina tu serie, sino que también arruina tus pantalones cortos, tu confianza y posiblemente todo tu día. Sin mencionar que es una distracción para todos los demás en el gimnasio. Y si crees que puedes seguir adelante con fuerza, déjame decirte que ninguna cantidad de impulso de cadera compensará la pérdida de integridad estructural de tu ropa interior.
Entonces, ¿cuál es el enfoque correcto? Necesitas planificar con anticipación. Así es como resuelves este problema. Si te tomas en serio tu entrenamiento, debes tomarte en serio tu rutina previa al entrenamiento. Ir al baño debería ser tan habitual como tus series de calentamiento. Comer mucho justo antes de entrenar es arriesgado. Consumir fibra en el momento equivocado es peligroso. Conoce tu cuerpo. Si es absolutamente necesario ir a mitad de la sesión, que sea menos de dos minutos. No estás ahí para revisar las redes sociales. Estás ahí para gestionar el negocio y volver a estar bajo la barra. Si estás inmerso en un día de mucho volumen y la situación se siente incierta, no te arriesgues. Un viaje rápido puede costarte un poco de impulso, pero un desastre a mitad de camino te costará mucho más.
En los gimnasios Starting Strength se entrena duro, se entrena inteligentemente y, sobre todo, no se permite que nada se interponga en nuestro progreso. Así que la próxima vez que estés en medio de un entrenamiento intenso y sientas que la urgencia va en aumento, recuerda planificar con anticipación, actúar con decisión y, sobre todo, no te la juegues con una sentadilla pesada. Mantente fuerte, mantente disciplinado y, por el amor a todas las cosas pesadas, planifica tus pausas para ir al baño.
Referencias bibliográficas:
- Starting Strength. (2025). The Great Lifter Dilemma [Archivo de Vídeo]. YouTube. https://youtu.be/UMRqDjs6wHI?si=Bfot4SyWt0KoU_vq


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